Archivo por meses: octubre 2020

La cuarta ola

Categoría: Coronavirus

Dicen que no habrá una vacuna plenamente eficaz hasta dentro de un año o dos, vemos políticos incompetentes y miserables que piensan en votos y no en votantes, y en gente egoísta que tiene poco apego a la vida propia y lo que es peor, a la ajena.

Mucho se habla de la segunda ola, pero poco o nada de la tercera, de la cuarta… ¿Estamos realmente preparados y concienciados a corto, medio y largo plazo?

Yo solo apelo a la fe, a la que tuvimos de niños. Donde no llega la ciencia, ahí está la fe. No nos queda otra cosa.

No tengo miedo a ningún virus, no tengo miedo a la enfermedad ni al dolor, no tengo miedo a la muerte.

No soy un valiente.

Solo soy un creyente.

Y, bueno, sí tengo miedo de algo: de perder la fe.


La gaviota

Categoría: La vida

Foto: Enrique Román Carballo

Mi animal preferido

Anoche, a eso de las cinco de la madrugada, volví de mi paraíso, de mi descanso del guerrero.

Increíble. Lo nunca visto. Dos tardes de playa, un baño, un paseo nocturno hasta el espigón… Y familia y muchos amigos. Aparte, una Liga a ritmo de choco y limón con bufanda del Madrid y mascarilla blanca.

Me siguen fascinando las gaviotas. No sé qué será de mi vida, pero sí qué seré en la próxima.

Contemplar y meditar son parte de mi ADN. Desconectar del todo, desgraciadamente, no.

He tenido tiempo para pensar en mis ilusiones, mis proyectos, mi pasado, mi vida… Quizás porque he estado solo, en plan Robinson Crusoe, durante casi una semana, quizás porque me caen 46 en dos.

Alguien a quien quiero mucho y me quiere poco me suele decir sin venir a cuento, que ojalá se cumplan mis sueños. Pues bien, si vuelve a soltarme ese deseo prefabricado, lleno de conservantes y colorantes, es posible que le mande a la mierda, aunque supongo que me limitaré a un GRACIAS. Y quién sabe si en un arranque de sinceridad le diré a ese falso amigo quedabien, de esos que cubren el expediente en navidad y poco más, que se me olvidó soñar, que los dos últimos sueños se esfumaron, que toca sobrevivir. Hoy más que nunca.

Mi lucha.

Mientras pensaba en ella, en mi lucha, y me atormentaba por las ilusiones vacías, los esfuerzos estériles y los corazones huecos, me puse a contemplar gaviotas. No eran las cien de Duncan Dhu. Quise cazar a varias pero no pude. Demasiado rápidas. Y entonces me giré y la vi. Y lo comprendí todo.

Volaría sin rumbo fijo. Como ella.

Volaría con el sol detrás. Como ella.

Volaría solo. Como ella.

Volaría en modo ultreia et suseia, mirando hacia lo alto y hacia adelante. Como ella.

Volaría con hambre. Como ella.

Volaría por el mero placer de volar. Como ella.

Volaría sin preocupaciones, sin ilusiones, sin proyectos, sin esperar nada de la vida ni de nadie, sin pensar en el mañana ni en el ayer sino en el ahora. Como ella.

¡¡¡Hay tantas señales!!!

PD

Ya he encontrado una nueva ilusión, escribir mi primer libro.


Cines y paseos

Categoría: La vida

POR FAVOR, ANTES DE LEER ESTAS LINEAS VE EL VÍDEO.

Me encanta la definición que una persona del vídeo (me da igual que tenga el síndrome de down o no) hace del amor… DAR PASEOS, IR AL CINE

Es una metáfora sencillamente maravillosa… Y realista.

El paseo puede simbolizar pasar por la vida, observar, contemplar, ver cómo transcurre el tiempo para ti y los demás y siempre, siempre, siempre de la mano de otra persona, que gasta suela y envejece contigo y que, si Dios quiere, llegará contigo hasta el final. Queramos o no, solos o en compañía, damos el paseo. Con compañer@ de viaje. O no.

En cuanto al cine, la fábrica de sueños, es eso, soñar, ilusionarnos, ver la vida con ojos de enamorado, de niño en definitiva. Sin coraza.

Yo he tenido la inmensa suerte de haber paseado y haber ido al cine con varias mujeres que me dejaron huella, que me costó horrores olvidarlas (o eso creo), y con una que me la sigue dejando cada día. Igual le gusta muy poco el cine, pero qué le vamos a hacer!

Tengo 46 años y he tenido mucha suerte en la vida. Solo siento gratitud.