Los X mandamientos de un asesor político amateur

I. Su soberbia es nuestra fortaleza

II. No pronunciarás el nombre de Iván Redondo en vano

III. Sé humilde

IV. Recuerda que eres mortal

V. No utilices la táctica de ligoteo de mi abuela Consuelo

Hace unos días, después de un paseo de dos horas y media por tres de las playas de Rota (La Costilla, La Curva y Punta Candor), corriendo un poquito y consultando con las olas, tuve una revelación. Creo que ya sé lo que quiero ser de mayor: asesor político. Perdón, asesor de líder (o lideresa). El término ‘político’ me produce urticaria.

Debo reconocer que he disfrutado y disfruto de la profesión periodística (tuve mi primer día de gloria de becario, con 22 años, con una exclusiva en El Mundo; he vivido experiencias únicas y he conocido a gente muy, muy interesante; anónima y famosa) pero es hora de afrontar nuevos retos.

Me llevo preparando toda la vida para esto, y da la casualidad que llevo casi 15 años en teletipos, especialidad España, y más concretamente política. Noticias, análisis, cronologías, hemerotecas malditas, san Google, contactos con sangre, sudor y lágrimas…