I. Su soberbia es nuestra fortaleza

Ser soberbio implica, entre otras cosas, despreciar a tus rivales, minusvalorarlos, y lo peor de todo, ser previsible.

Ejemplo:

Pablo Casado. Sobre el papel era y es el mejor en los debates. Su soberbia hizo que no se los preparara bien, que no se esperara que Rivera le atacaría en el primero (días antes, mandó varios mensajes su círculo, diciéndole -en el colmo de la chulería- que estuviera tranquilo, que no le atacaría).
Su estrategia no varió. De hecho, el último día de campaña, obsesionado conque lideraría el trifachito que diría la izquierda, hizo ministros a unos cuantos de Vox.

A Susana Díaz le perdió la soberbia en las primarias del PSOE. Pensaba que tener los apoyos de Felipe, Guerra, etc etc era suficiente… Y no.