Canta una saeta

Canta una saeta

Categoría: Andalucía

Hoy comienza la Semana Santa de verdad, y lo haremos escondidos en nuestros hogares mientras una plaga bíblica va casa por casa, residencia por residencia, intentando llevarse a todos, principalmente a los más mayores y débiles.

Recuerdo que en las clases de catecumenado cuando era un adolescente nos decía el catequista que en Semana Santa debíamos leer la Biblia, la Pasión. En silencio. En soledad. Porque esa es una de las grandes verdades de este mundo: nacemos y morimos solos.

También recuerdo la única vez que salí como nazareno, en Rota. Tendría 12 años. Fui a comprarme el capirote con mi amigo Santi y su madre y me tuvieron que dar el de talla de adulto (qué vergüenza!).

Y llegó el gran día. La gran noche, la noche más larga. El sermón, algo que espantó a Santi, hizo que me quedara solo. ¿Solo? No. Rodeado de hermanos que no conocía y, sobre todo con el Padre Jesús Nazareno y la Virgen de las Angustias. Nunca me había sentido tan acompañado. Y salimos. Silencio sepulcral. Solo se oían nuestros pasos.

A través de mis ojos de penitente miraba fijamente a la gente (lo suelo hacer con mis eternas gafas de sol) y me ponía en su piel. ¿En qué estarían pensando? ¿Cómo eran sus vidas? ¿Serían felices?

Vi a gente seria, emocionada con las saetas. La voz de la Virgen y la de Dios retumbaba en nuestros oídos y en nuestras almas.

Miraban con fe a esos ángeles que desde balcones cantaban a Dios y a la Virgen. Esta madrugada no estarán. O sí.