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Algún día seré…

Categoría: Andalucía

Algún día seré gaviota y viviré en Rota todo el año, todos los años.

Robaré la comida a los humanos, pescaré urtas y jugaré con los niños.

Pero por encima de todo volaré, me dejaré llevar por la brisa, planearé con los ojos cerrados, hablaré con Dios antes que tú y cuidaré de Rota y sus gentes. Ultreia et susseia.


Califa rojo y maestro de pueblo

Categoría: Andalucía , Política

Tuve el placer de entrevistar dos veces a Julio Anguita, líder de los comunistas entre 1989 y 2000. En persona y por teléfono. Este sábado se ha ido y siento una pena tremenda. Como si se hubiera ido un maestro de mis tiempos de la EGB.

Lo primero que le dije en cuanto le vi en Palencia (presentaba un libro, creo) fue «Pues perdone que diga esto pero no puedo hablar mal de los americanos. A mí y a mi familia nos han dado de comer en Rota».

En general me gusta picar a mis entrevistados nada más empezar, al menos descolocarles. Y por eso empecé por ahí. Pensé que saltaría, que entraría en cólera y que me echaría una perorata o criticaría la insolidaridad de todo el pueblo… Nada de eso. Me dijo entenderlo perfectamente con una sonrisa cómplice. Ahí me conquistó. No tanto cuando se puso a hablar de Cuba luego…

Cruel paradoja de la vida, su hijo Julio moriría un año después en un convoy yanqui en Irak.

La siguiente vez que hablamos fue por teléfono. Daba gusto oírle! Se rió cuando le dije que me sentía como en clase! Y me contó una anécdota impagable de un alcalde que había sido militar franquista: «Me comentó que era demócrata… Campechano».

Igual soy un iluso pero siempre he pensado que la izquierda es la conciencia de la sociedad. Si no fuera por ella, los trabajadores viviríamos en barracones los ocho días de la semana. Luego, aparte de ese corazón medio rojo llega el momento de crear riqueza, de amar la libertad sin cortapisas, de premiar al emprendedor, de que sea más rico el que más trabaja y se forma, de que haya desigualdades (sin marginalidad, ojo)…

Yo creo en una España de dos, ¿sabes? Mi abuelo fue militar de Franco en mi pueblo y allí estuvo al mando unos años. Había un campo de concentración. Nunca les faltó de nada a los presos y logró la liberación de alguno. También ayudó a un chico a sacarse las oposiciones a cartero sabiendo que era rojo. Así me lo recordaba este en la oficina de Correos. «Si la gente de derechas fuera como tu abuelo, yo sería de derechas». Esa emoción en sus palabras, esa mirada de agradecimiento y cariño hizo que anidara en mí el sueño de hacer carrera política, de la que salí trasquilado dos veces.

Y es curioso porque llevo la política en el ADN. Un tío mío fue concejal del PSOE en mi pueblo, en Rota, y mi otro abuelo fue de los primeros en sacarse el carné del Partido Comunista en Puerto Sagunto. ¡Benditos soñadores!

«Soy utópico porque la utopía es real, no tiene nada que ver con la quimera» (Julio Anguita)

DEP en el cielo de los rojos. Porque lo hay. Es el mismo que el tuyo y el mío.

Entrevista a Julio Anguita (27/01/2014)


Rota

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Categoría: Andalucía

Mi pueblo, mi refugio, mi descanso del guerrero, mi sol, mi luz, mi lluvia, mi tormenta, mi calima, mi bochorno, mi levante, mi poniente, mi día, mi noche, mi urta, mi tortillita de camarones, mi arranque, mi azúcar de Cuba, mi Mina, mis pizzas, mis hamburguesas, mis helados, mi Jesús Nazareno, mis chirigotas, mi cine Vitoria, mi Royal Cinema, mi cine Atlántico, mi cine San Fernando, mi cine Playa, mi cine Florida, mi bar Playa, mi mayeto, mi Eclipse, mi Parra, mi botellón, mi Ibense, mi Costilla, mi Puntacandor, mi Curva, mis Corrales, mi Iglesia de la O, mi Castillo de Luna, mi Luis Ponce de León, mi Base, mis aguavivas, mi espigón, mi gente, mi amiga Lola, mi casa, mi vida… mi patria.


Canta una saeta

Categoría: Andalucía

Hoy comienza la Semana Santa de verdad, y lo haremos escondidos en nuestros hogares mientras una plaga bíblica va casa por casa, residencia por residencia, intentando llevarse a todos, principalmente a los más mayores y débiles.

Recuerdo que en las clases de catecumenado cuando era un adolescente nos decía el catequista que en Semana Santa debíamos leer la Biblia, la Pasión. En silencio. En soledad. Porque esa es una de las grandes verdades de este mundo: nacemos y morimos solos.

También recuerdo la única vez que salí como nazareno, en Rota. Tendría 12 años. Fui a comprarme el capirote con mi amigo Santi y su madre y me tuvieron que dar el de talla de adulto (qué vergüenza!).

Y llegó el gran día. La gran noche, la noche más larga. El sermón, algo que espantó a Santi, hizo que me quedara solo. ¿Solo? No. Rodeado de hermanos que no conocía y, sobre todo con el Padre Jesús Nazareno y la Virgen de las Angustias. Nunca me había sentido tan acompañado. Y salimos. Silencio sepulcral. Solo se oían nuestros pasos.

A través de mis ojos de penitente miraba fijamente a la gente (lo suelo hacer con mis eternas gafas de sol) y me ponía en su piel. ¿En qué estarían pensando? ¿Cómo eran sus vidas? ¿Serían felices?

Vi a gente seria, emocionada con las saetas. La voz de la Virgen y la de Dios retumbaba en nuestros oídos y en nuestras almas.

Miraban con fe a esos ángeles que desde balcones cantaban a Dios y a la Virgen. Esta madrugada no estarán. O sí.


Ella me guía

Categoría: Andalucía

No hay procesiones, ni trompetas, ni tambores, ni olor a incienso ni a cera derretida.

Ella te guía.

No sé si este año, al no procesionar por las calles de Rota, llorará por su hijo. No lo verá a lo lejos. Ni cerca tampoco.

No estaremos con ella compartiendo su dolor ni dejándonos contagiar por sus lágrimas. Tampoco la harán bailar los costaleros sudorosos y ebrios de fe a los que se les escapa alguna palabrota (o algo peor). No escuchará nuestras súplicas pues no la veremos esta noche ni por la mañana.

Pero sí llorará por su hijo Dios y por sus hijos e hijas de la tierra. Porque sabe que desde hace un endemoniado mes eterno llevamos también una cruz, y que el miedo, el dolor y la muerte campan a sus anchas por las calles y por nuestros corazones.

Ella nos guía.

No la oyes?

Es la Virgen que pasa.


La rosa de Ruibal

Categoría: Andalucía

Ayer por la tarde, mi mujer y yo estuvimos en este extraño concierto en una tarde extraña. Son días oscuros y este regalo en Instagram del genial Javier Ruibal es luz, luz de Cádiz.

Me siento orgulloso de que el mismo sol de esa bendita tierra nos bendijera. Y que nuestras madres se pusieran de acuerdo y eligieran el mismo nombre navarro para nuestras cabezas mojadas.

No sé cómo va a acabar esto, si vamos a enfermar (las probabilidades son altas, como todo el mundo) y si saldríamos adelante. Lo que tengo claro es que si esto es el Titanic y llega el fin del mundo, al menos para nosotros, sé qué músico tiene que formar parte de la orquesta.

‘Rosa de Alejandria’, el himno del Cádiz CF, la del sur, la de la mulata y, sobre todo la de la playa (a cuyo mar más pronto o más tarde iré) me deben acompañar si ese es mi camino.

Ya el camino de la playa nos citó con él, con la ciudad más antigua de Europa de testigo, en la arena fría de dos noches de agosto, una de ellas de apellido 15, caprichosa, dulce y de corazón débil. Una noche que te recuerda que eres insignificante, minúsculo, frágil.

Miro a ese hombre bueno, ese artistazo, y pienso en aquellos a los que robé a golpe de descarga. A él no, desde luego, pero a muchos otros sí. Todos ellos, principalmente de hace casi 40 años, los 80 y 90, me acompañaron y acompañan en muchos momentos de mi vida: cuando estaba y estoy triste, cuando estaba y estoy contento, de adolescente rebelde y de cuarentón asentado, en mi primer amor y en el último, en días anodinos y en días importantes, en todos.

Y recuerdo su día de gloria en los Goya, cuando le dieron el ‘cabezón’ por ‘Intemperie’, con una humildad libertaria a prueba de bombas y concertinas, de las que habló en nuestro primer concierto.

Maestro, de poeta a poeta, gracias.

Maestro, de exiliado a exiliado, gracias.

https://www.rtve.es/m/alacarta/videos/premios-goya/goya2020_8_mejor_cancion_original_250120/5492732/