La tía Consuelo

La tía Consuelo

Categoría: La vida

Una vida se apaga mientras otras luchan por no hacerlo. Rezo por estas últimas porque la primera ha ido al Cielo directa. Tenía tribuna de preferencia.

No hay mejor lección de vida que la que me dio mi tía Consuelo en su último audio. Me echaba una buena bronca (la penúltima fue hace un año y le colgué) por pedirle que no estuviera nerviosa. Me habló de resignación pero, sobre todo, de aceptación. Con una fe a prueba de montañas.

Te paso, como si fuera el fuego de una vela, su testimonio de fe para unos momentos tan duros y angustiosos como los que estás viviendo. Cuídate, ánimo, no salgas de casa, reza, llama a los tuyos más, ama la vida y a la gente con más intensidad, y ten fe, mucha fe…

Un amigo cura, el que nos casó, me ha puesto lo siguiente: «Cuenta con mi oración por unas y otras. Como decía san Pablo: ‘En la vida y en la muerte somos del Señor’. Que confiemos en Él en los buenos momentos y en los no tan buenos, cuando está despierto y cuando nos parece dormido».

Con una sonrisa la primera vez que nos vimos y con una sonrisa la última vez que nos vimos y la última que nos oímos.

Deja en esta tierra Consuelo

Esto lo escribió un amigo de la infancia que es cura en Estados Unidos y que el día anterior me contó que se expuso muchísimo al confesar y dar la extrema unción a una feligresa:

«Querida hermana, te entrego a Dios, y, como criatura suya, te pongo en sus manos, pues es tu Creador, el que te formó del polvo de la tierra.

Que al dejar esta vida, salgan a tu encuentro la Virgen María y todos los ángeles y santos.

Que Cristo, que sufrió muerte de cruz por ti, te conceda la verdadera libertad.

Que Cristo, Hijo de Dios vivo, te aloje en su paraíso.

Que Cristo, buen pastor, te cuente entre sus queridas ovejas.

Que te perdone todos los pecados y te agregue al número de sus elegidos.

Que puedas contemplar cara a cara a tu Redentor y gozar de la visión de Dios por los siglos de los siglos.

Amén».

PD

Los caminos del Señor son inescrutables. Casi no me recupero de la pérdida de mi tía Consuelo y ahora me entero que se ha contagiado la que había vivido con ella desde que nació, Concha.

No nos hizo caso cuando le pedimos que se aislara al dar positivo su hermana. «Uno mi destino al de ella», dijo irresponsable y amorosamente.

Esta mañana se ha confirmado lo que todos temíamos: está contagiada.

Quizás no debería contar esta historia. ¿Exhibicionista? Es posible. ¿Quiero dar pena? No. Tan solo quiero ayudarte, pedirte que, aunque cueste, tengas fe.

¿La vida te golpea con saña? Sonríe. La vida te quita a los que más quieres? Sonríe. ¿La vida se muestra injusta y cruel? Sonríe. Porque la vida pasa y Él te espera. O eso creo. Quiero creer. Necesito creer. Y tú también.

Los caminos del Señor son inescrutables. Y los de la felicidad también.


1 comentario

Antonio Ruiz Lasida

3 abril, 2020 en 11:04 pm

Javier no estes triste .Ella,tú tía ,está en un sitio mucho mejo que este.In fuerte abrazo amigo mío.