Un líder en minúsculas

Un líder en minúsculas

Categoría: Política

«La política sirve para mejorar la vida de las personas, si las personas que hacen política son capaces de eso para conseguir un puesto…» Esta frase es de un buen amigo al que apenas conozco y con el que me encantaría trabajar codo con codo por un sueño en el que ya estoy participando, aunque sea en plan hobby.

Soy idealista, no gilipollas, y aunque solo haya entrado tímidamente en ese mundo, del que me previene la gente que me quiere, y me haya llevado dos cornadas, quiero jugar. Quiero jugar, entre otras cosas porque tengo una red para ese triple salto mortal que se llama excedencia. Y porque tengo experiencia laboral, experiencia vital y, por encima de todo, fe.

Tengo 45 años y quiero dar lo mejor de mí mismo, lo que me quede por vivir. Según mi cardiólogo, no mucho. Así que si queda algo de vida en mí, ahí estaré. De pie, con una sonrisa. Aunque me muera por dentro. Algo muy gaditano, por cierto.

Yo nací viejo, ¿sabes? Me crié en un colegio donde pronto aprendí lo que era la pobreza y la marginación. Y con siete años me preguntaba muchas cosas y no encontraba respuesta. Aún sigo haciéndolo. Dios me dio un don: llegar al corazón de la gente. Creo que hice todo el bien que pude cada vez que mi oficio de periodista me lo permitió, pero ya no me satisface. Quiero más.

Nunca he terminado de entender cuál es la fuerza del poder y el dinero. Las sombras de quienes los poseen en abundancia se agrandan, pero solo eso. Me quedo con la gloria, el sentirme bien conmigo mismo ayudando a mejorar la vida de los que me rodean y no me rodean. No entiendo otra forma de vivir la vida que viendo a Dios en los ojos de los demás.

No tengo ambiciones políticas. No me llama la atención ser concejal, secretario general, alcalde, ministro, presidente del Gobierno… No aspiro a nada de eso. A nada. Todo eso me sobra. Yo no he nacido para ser un político, un vendedor de corbatas. Yo he nacido para ser un líder, un líder en minúsculas, pero líder a fin de cuentas. Tú también lo eres, aunque no lo sepas.

No soy un santo, ni un iluminado… Solo soy una persona corriente que junto a otras personas corrientes quiere hacer cosas extraordinarias. Solo soy… un ciudadano.